Este va a ser un post un poquito tangencial a la temática del blog ya que no trata sobre microcontroladores sino microprocesadores
hechos y derechos, pero no me resisto a publicarlo porque la inspiración me vino ayer en el Metro. Por cierto: qué gran lugar para meditar ese cómodo y agradable medio de transporte...
En fin, al lío. Sin entrar en muchos detalles, el
overclocking consiste en mejorar el rendimiento de nuestro microprocesador haciéndolo trabajar a frecuencias por encima de las especificadas por el fabricante. Las ventajas son evidentes: más rendimiento a coste cero. Pero también existen inconvenientes: perdemos la garantía del micro y lo podemos llegar a quemar, literalmente. Al aumentar la frecuencia de trabajo, el microprocesador disipa más potencia y por tanto genera más calor. Además, a veces no basta con aumentar la frecuencia sino que hay que subir la tensión de alimentación para que el micro funcione.
Pero, ¿cómo afectan estas dos variables (frecuencia y tensión del micro) al overclocking? Vamos a intentar analizarlo teóricamente, empleando conceptos básicos de electrotecnia.
El primero de ellos es el de la potencia eléctrica
p:
p = u × i (1)
El segundo es la famosa
ley de Ohm:
u = R × i (2)
Combinando astutamente (1) y (2) obtenemos que:
i = u/R ⇒ p = u × u/R ⇒ p = u2/R (3)
Esta fórmula (3) es válida siempre, para cualquier tipo de tensión que apliquemos a un circuito. Ahora bien, ¿qué sucede en el caso específico de un microprocesador? Lo primero que hay que tener en cuenta es que trabajamos con señales periódicas (por lo de la señal de
CLK. Además, y esto os lo vais a tener que creer, un semiconductor se comporta a efectos eléctricos como si fuera un
condensador. Cuando las magnitudes eléctricas son periódicas, la resistencia eléctrica queda englobada dentro de un concepto más genérico denominado
impedancia (
Z), en el que se incluyen los factores de resistencia al paso de la corriente debidos a la frecuencia. Es un concepto algo más complejo, pero para el tema que nos ocupa basta decir que la impedancia debida a un condensador se denomina reactancia capacitiva (
Xc)
Xc = 1 / (2 × Π × f × C) (4)
Ahora solo falta sustituir (4) en (3) y finalmente obtenemos:
p = 2 × Π × f × C × u2
En general no conoceremos el valor de la capacidad equivalente del microprocesador ya que depende de características constructivas, proceso de fabricación, etc. Pero a efectos cualitativos nos da igual. Agrupamos todas las constantes en una bien
gorda llamada
K y nos queda la fórmula final:
p = K × f × u2
O lo que es lo mismo: la potencia disipada por un micro depende de la frecuencia a la que trabaje y
del cuadrado de la tensión de alimentación (V
core). Así que ya sabeis, amiguitos: ojito con subir la tensión del micro alegremente ;-)